Rosita Forbes y el Uruguay: “un país gobernado por locos”
Tomado de Caetano Gerardo, “La República Batllista” Ediciones de la Banda Oriental, Uruguay, 2011. Capítulo XI, La “célebre exploradora” Rosita Forbes en el Uruguay de comienzos de los años 30, páginas 283 a 286.
La primera referencia que el suscrito tuvo sobre la existencia de Rosita Forbes y sobre su pasaje por el Uruguay (por lo que sabemos, nadie antes había reparado en este acontecimiento y en su particular visión sobre el país) fue a partir del relevamiento del periódico nacionalista “La Tribuna Popular” de 1932, en el marco de una investigación en torno al proceso golpista que epilogaría con la crisis institucional del 31 de marzo de 1933. En ese contexto, pudimos fichar en dicho periódico un reportaje que se le hiciera por entonces a Rosita Forbes, en el que se recogía con avidez sus testimonios sobre el Uruguay. De algún modo, se manipulaba también sus expresiones para integrarlas en la campaña desatada entonces contra el batllismo, de la que participaba activamente este periódico nacionalista.
En ese marco de conflicto, la prensa antibatllista daba publicidad de manera frecuente por aquellos años el registro de visiones singulares de observadores extranjeros sobre la realidad uruguaya, presuntamente comprometidos en un juicio adverso sobre la experiencia reformista. Entre otros muchos resultaba en verdad particular la muy peculiar descripción que del Uruguay y de su vida política hacía en 1932 Rosita Forbes, calificada entonces como “periodista inglesa”, que acababa de terminar su periplo por ocho países sudamericanos (Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, en ese orden). En esos momentos estaba precisamente terminando de escribir su libro con las crónicas de su viaje sudamericano.
En un informe que publicó entonces “La Tribuna Popular”, bajo el sugestivo título de “El Uruguay es un país gobernado por locos”, Forbes anticipaba algunas de las impresiones que le había provocado su primer contacto con el país un año atrás. “Después de haber dejado el Brasil- decía- (…) llegar al Uruguay es un rudo motivo de contraste. Dese aquel edén se llega a esta otra nación, donde, (…) está entablada la lucha mas moderna del mundo, un experimento comparable al de Rusia, destinado a dejar exhausto al capital: Desde el jardín edènico a la utopía: he ahí el camino recorrido cuando se va desde el Brasil al Uruguay (…). El esfuerzo por adelantar la legislación en el Uruguay, las nuevas leyes de progresista alcance social, ofrecen el espectáculo, en efecto, de una gran valentía, pero también, si me es permitido decirlo, el de un optimismo un poco acentuado. He creído siempre en el socialismo (…) pero así como he abominado del feudalismo en todas sus formas, no puedo dejar de ver en el Uruguay, (…) una suerte de feudalismo al revés. La reacción es tan extremada que invierte los términos, y donde antes se elevaba la supremacía excesiva del capital, se levanta hoy la supremacía excesiva del obrero. No se puede construir con actos de parlamento, (…). El experimento del Uruguay- admirable por tantos otros conceptos- produce en ese país la impresión de que los hombres son libres y los capitales están condenados. Esto no pasa de ser una utopía (…). En el Uruguay he encontrado (…) un gran optimismo, un increíble optimismo. (…)
Días después, “La Tribuna Popular” así comentaba las declaraciones de la periodista inglesa: “Rosita Forbes nos conceptúa inconscientes y lo que es peor, con toda razón (...) Pero cumple advertir, para la historia, que no todos los uruguayos somos políticos, o lo que es lo mismo, no todos somos locos”
Más allá de lo altisonantes y exóticas que sonaban las consideraciones y evaluaciones de que hacía Rosita Forbes sobre el Uruguay, su sorprendente “mirada” no dejaba de despertar interrogantes múltiples. La crónica de su viaje por el Uruguay en verdad no tenía ni tiene desperdicio. También llegó al país “por el fondo”, al decir de Methol Ferré, desde el Brasil y por Rivera, como había ocurrido en 1922 con José Vasconcelos. El origen de su viaje “de exploración” sobre ocho países de América del Sur ha sido narrado por la propia Forbes en su autobiografía antes referida. Allí relata como en 1931 conoció a Lord D”Abernon (...) importante figura del Foreing Office, y a Lord Farington, “creador de la River Plate House, símbolo empresarial británico en todo el continente latinoamericano”. De acuerdo con su relato, fue este último quien organizó su viaje por un año en América del Sur, invitadas, (y financiadas) por la “British Railways and Land Development Companies”. En una nota introductoria a su libro de viaje, Forbes en sus agradecimientos da pleno testimonio del fuerte respaldo político que tuvo su periplo tanto en Inglaterra como en los países sudamericanos que visitó. Allí expresa su reconocimiento a los presidentes y gobernantes de los países visitados, a los embajadores británicos que apoyaron su viaje, así como a empresarios y diplomáticos que la ayudaron en su larga travesía.
En su prefacio, Lord D”Abernon dejaba expresa constancia de que valoraba como “correctas” y asumía “con gran respeto” las opiniones de Forbes sobre Sudamérica, a lo que agregaba “Si son correctos (sus comentarios) , es importante que se les dé la máxima publicidad posible, pues no hay otro lugar en el universo donde los intereses ingleses estén más directamente implicados que en Sudamérica; no hay otro lugar donde el correcto entendimiento del posicionamiento de Inglaterra tenga mayor relevancia política y económica”. Las expresiones de D”Abernon cobraron especial relevancia en función de la principal hipótesis que manejaba Forbes a lo largo de toda la obra, sintetizada precisamente en un capítulo inicial titulado “La idea revolucionaria”. En su autobiografía, Forbes recordó que durante el año de su visita se sucedieron seis revoluciones en Sudamérica, reafirmando la razón de los dichos de D”Abernon: “en aquellas grandes repúblicas –añadió- tal como ya lo ví, las revoluciones actuaban como las elecciones en otros países más democráticos. (…) Yo diría que las revoluciones sudamericanas son el resultado último de la presión que la burocracia ejerce sobre el individuo” (…)
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